14 de octubre de 2014

La ciencia frente al riesgo o el valor de la credibilidad

Cuando la sociedad se siente vulnerable, ¿en quiénes deposita su confianza? Posiblemente la respuesta a esta pregunta testifique la calidad del tipo de relación que los ciudadanos mantienen con quienes institucionalmente les representan. Lo sucedido en España con ocasión del problema sanitario planteado por la infección por el virus del ébola refleja claramente que en un contexto de crisis - y no hay más preocupante y desestabilizadora que la sanitaria - la imagen del político responsable de afrontarla queda desplazada por la de aquellos que ofrecen explicaciones más rigurosas y convincentes. Al fallar el principio de precaución, la capacidad reactiva de los responsables políticos se debilita y pierde credibilidad a pasos agigantados hasta convertirse en una caricatura de lo que debería ser.

Es entonces cuando, ante una situación de riesgo, emerge el colectivo que transmite seguridad y confianza. El mundo de la ciencia recupera el crédito que merece, fortaleciendo su condición de referente básico para la toma de decisiones. Ya no están en las pantallas los Mato, Saenz Santamaría, Rodríguez, Rajoy y demás patulea. Están, al fin, los que saben, los que asesoran, los poseedores de los argumentos que se apoyan en el saber contrastado. Mas me temo que su presencia ante la expectación social volverá a desvanecerse cuando el problema quede resuelto. Los científicos volverán al anonimato que les confiere su discreción para desenvolverse en el panorama de incertidumbres y zozobras creado por la precariedad de los recursos que quienes ahora se sirven de ello han ocasionado.

¿Cómo valorar esta situación? ¿Cómo el reflejo de la incompetencia de los que ejercen la política para saber estar a la altura de las circunstancias? En buena parte, sí, pero también es cierto que en ese magma formado por la llamada clase política hay quienes ejercen tal oficio con calidad y buen criterio, por más que sus voces queden apagadas por los que en esa amalgama destacan por su mediocridad y su ineptitud para afrontar dignamente los problemas que atañen a una ciudadanía a la que ignoran y menosprecian.


1 comentario:

  1. No tengo la menor duda de que "hay quienes ejercen tal oficio con calidad y buen criterio", pero me temo que no ocupan cargos de relieve por decisión de los que manejan los hilos....Para que no les hagan sombra.

    Un abrazo

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