Ha sido necesario que un personaje famoso se identificase con la imagen de la pobreza para que pasara desapercibido hasta quedar sumido en el mundo de la desatención. Los medios han informado del caso concreto del actor Richard Gere, representando el papel de mendigo en las calles de Nueva York. Se encontraba cerca de la estación Grand Central, un lugar bullicioso, trepidante, donde nada se detiene y casi nadie mira al que tiene alrededor. El encuentro entre el "pobre" y la turista francesa invita sin duda a la reflexión sobre las actitudes que marcan las pautas de acción de los seres humanos en este mundo de encuentros infrecuentes y desencuentros generalizados.
Sin embargo, el caso que más me ha conmovido lo trajo a colación Raquel García, admirable trabajadora de Cáritas en Valladolid, al comenzar su intervención en las Jornadas de Geografía Humana sobre "Marginalidad Social y Espacio Urbano" que el investigador brasileño Igor Robaina y yo hemos organizado recientemente en Valladolid. El documento presentado, que figura en la red y del que hasta ese momento no tenía yo noticia, resulta impactante, obliga a callar y a reflexionar para a continuación levantar la voz, con las ideas ya más claras, para poner en evidencia vivencias de nuestro mundo y de nuestra época que, como diría José Luis Sampedro, nos revelan "las limitaciones de que adolecemos como seres humanos".
Creo que es uno de los males más terribles , más extendidos y más inconscientes de nuestras sociedades... de nuestras auténticas suciedades ... la apatía y la indiferencia. Lo comparto y lo asumo totalmente.
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