19 de octubre de 2011

Mensajes en la calle (32): Imágenes y espacios de la indignación


La calle es un escaparate permanente de motivos y sugerencias que invitan a detenerse en ellos con la mirada. La mayor parte de las veces surgen de pronto y llaman la atención. Conviene estar alerta pues la escena es fugaz, apenas dura unos segundos, y lo más probable es que no vuelva a repetirse. Las movilizaciones que están teniendo lugar en las ciudades españolas desde el 15 de mayo han transformado en cierto sentido el espacio urbano. Han dejado - están dejando - huella en él por su persistencia en el tiempo, por las modalidades empleadas en la ocupación del suelo público y por la escenografía singular con la que se expresan. Es un clamor que se expande y que evidencia la postura ciudadana en pro de reclamaciones que están en los antípodas de quienes han provocado la crisis y de quienes, incapaces de ver más allá de su nariz o refractarios a la crítica que consideran adversa a sus intereses, denuestan, muchas veces con argumentos de baja estofa, lo que no es sino la expresión de una voluntad cívica justificada. Con independencia de cual sea su trayectoria, lo cierto es que han dejado imágenes elocuentes, que el tiempo se encargará de recordar como uno de los episodios esenciales que han marcado el inicio de la segunda década del siglo XXI.

La imagen que presento, tomada por casualidad en el corazón de la ciudad de Valladolid, refleja bien lo que digo. El motivo central representa a un hombre joven, de buen aspecto, con expresión seria y seguramente con formación superior, que aparca su bicicleta (pieza simbólica, donde las haya, de otro modo y estilo de vida) junto a la vieja columna de los soportales del centro histórico. Ésta contribuye también a la escenografía como soporte de alguno de los muchísimos mensajes que han marcado expresivamente, con su laconismo, contundencia y a menudo con ciertas dosis de creatividad, el sentido de la protesta. En este caso, aluden a dos de los argumentos esenciales: la precariedad en el trabajo y en el salario, y el rechazo a la forma de hacer política amparada en la mentira o las medias verdades. Lejos de ser proclamas antisistema, se centran precisamente en dos perspectivas viciadas del propio sistema, que cualquiera en su sano juicio y honestamente vería necesario corregir. ¿Porqué ese empeño misérrimo en llamarles “radicales antisistema” cuando precisamente quieren mejorarlo en lo que atañe a los derechos sociales y políticos?

En el fondo, la escena introduce otros elementos que no son baladíes. Los contenedores de reciclaje de papel y vidrio revisten en este caso una significación casi metafórica, en la medida en que remiten a la necesidad de eliminar muchas de las tendencias, comportamientos y actitudes que han deteriorado sobremanera el ambiente social y que deben ser necesariamente reciclados. Al final de la escena, casi desvaido, figura el logotipo de una Caja de Ahorros local, cuya trayectoria, otro ejemplo más de la dilución de la capacidad de ahorro regional y sujeta a las mismas pautas que el resto - fusión con otras y a ver qué pasa -, es similar a la de cuantas entidades financieras se han visto conmocionadas por la crisis a la que han contribuido y que las ha obligado a un viraje estratégico con ayuda pública que ha acabado situando al sector financiero y a quienes lo gestionan en uno de los lugares más denostados en la consideración acreditada por parte de la sociedad española.

2 comentarios:

  1. ¡Estupenda esta sección tuya de "Mensajes en la calle"! Y sí, mira que "Ansar" decir que la mayoría que salimos a la calle el 15-0 eramos "izquierdistas radicales anti-sistema" y quedarse tan pancho... para matarle. Ya sabemos lo que harán los peperos si llegan al poder. Por muy "centrado y moderado" que aparente Rajoy, no olvidemos que es un lobo con piel de cordero. No me fío un pelo. Besotes, M.

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  2. Vuelvo a compartir, integramente, tu planteamiento, querido Fernando. Además, ya va siendo hora de acabar con quienes han provocado la crisis y ... con los que tu llamas "incapaces de ver más allá de su nariz o refractarios a la crítica que consideran adversa a sus intereses"

    Totalmente de acuerdo, repito.

    Un abrazo.

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