20 de febrero de 2011

España, ¿puerta de entrada de China en Europa?


Don José Blanco López, ministro español de Fomento, en la inauguración del mayor parque empresarial chino en Europa. En Fuenlabrada (Madrid) (17 de febrero de 2011)

Más que por simple curiosidad, creo que es interesante profundizar en el conocimiento de un tema del que se está hablando mucho pero cuya dimensión es aún poco conocida, aunque de su trascendencia, hoy y hacia el futuro, no cabe duda. Tras haber publicado en la prensa un artículo sobre lo que, a mi juicio, representa actualmente el modelo chino en el mundo, el seguimiento de la cuestión lleva a pensar que la estrategia de proyección de la República Popular China está ampliando su campo de influencia mucho más allá del que, hasta ahora, estaba esencialmente circunscrito al Africa subsahariana (sobre todo) y Latinoamérica. La Unión Europa se halla en estos momentos, y de manera creciente, en el punto de mira de los estrategas que desde los grandes centros de negocios de Shangai y HongKong, debidamente arropados por las autoridades de Pekín, defienden sus intereses en la economía globalizada, a sabiendas de que en ningún lugar van a encontrar obstáculos ni incomodidades que lo impidan.


Ya no se trata sólo del sinfín de establecimientos de mercancías abigarradas y baratas que proliferan como hongos en nuestras ciudades, permanentemente abiertos y en competencia feroz con las pequeñas tiendas de toda la vida que desfallecen ante los precios de lo que viene de China sin pararse en la calidad de lo que se compra. Ya no es sólo la percepción de esa comunidad de ciudadanos, de vida discretísima y desconocida, que brinda su cocina sorprendente a quienes esos platos agradan, y que jamás se dejan notar en el espacio público, donde pasan totalmente desapercibidos ya que tampoco lo frecuentan.

Ahora, en cambio, su presencia es a lo grande, y no ha hecho más que empezar, pues nada tan ansiado por parte de los anfitriones europeos como el papel de salvadores de la crisis que los chinos con poder económico se arrogan, ofreciéndose a comprar “deuda soberana”, conscientes de que los europeos siempre la acaban pagando, al tiempo que se muestran agradecidos de que les hayan salvado de la descalificación de los mercados y no pongan reparos en que su margen de acción se amplíe. Y es que precisamente de eso trata: de proyectar sus productos y su implantación empresarial en el poderoso ámbito del euro, para de esa forma aprovechar la solidez de la economía europea como garantía y en beneficio de su estrategia de proyección global, al amparo de la extraordinaria competitividad que permiten el valor de su moneda y la estructura de sus costes de producción.

Convertido el mercado europeo de la deuda en el mecanismo de penetración inicial, para de ese modo asegurar una fuerte presencia financiera, el paso siguiente consiste en diversificar sus intervenciones, aprovechando las impresionantes reservas de cambio disponibles, cuya cuantía se elevaba -a finales de 2010 - a los 2,65 billones de dólares ¡ (NYT, 2011). Nada tienen de extraño, pues, las palabras del portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores cihino, Jiang Yu, cuando el pasado 23 de diciembre señaló: “Estamos preparados para ayudar a los países de la zona euro a superar la crisis financiera y a ayudarles a su recuperación económica. En el futuro, Europa será uno de nuestros principales mercados para invertir nuestras reservas de cambio”. Pocos días después, el 3 de enero, Li Keqiang publicaba en la prensa española (“Trabajemos de la mano”) que “el gobierno chino está dispuesto a participar en las futuras emisiones de deuda soberana de España”, y lo hacia pocas horas antes de la visita oficial del viceprimer ministro de la RPC al Sr. Rodríguez Zapatero. El alivio llegó de inmediato, como recordarán, y desde entonces la amistad con China es ya inquebrantable.

Una amistad, sin embargo, fraguada sobre intereses mutuos. Si de lo que se trata es de encontrar un medio de penetrar en los mercados europeos evitando la quiebra de Estados con problemas de solvencia, los vinculos están más que garantizados. Lo demuestra la potencia alcanzada por los grandes grupos empresariales que desde comienzos de la década operan en España con tanta fuerza internacional como limitada relevancia en la contratación de mano de obra local. Señalemos únicamente, a modo de muestras significativas, el caso de Huawei España presente en el país desde 2001 y definitivamente consolidada en 2004, cuando afianza su presencia en el mercado tecnológica de las telecomunicaciones tras poner en marcha su centro de asistencia técnica para el conjunto de habla hispana y con sede en el Parque Tecnológico de Andalucía, en Málaga. También conviene destacar el aumento de la participación del grupo Hutchison Whampoa en Terminal Catalunya (Tercat), responsable de la nueva terminal de contenedores del muelle Prat del Puerto de Barcelona, o la instalación en el Paseo de la Castellana de Madrid del banco más grande del mundo, el Industrial and Comercial Bank of China (ICBC), que ha iniciado sus actividades el 24 de enero.

¿Y cómo no aludir, en fin, a la ambiciosa operación de Fuenlabrada, en el área metropolitana de Madrid? Pues, sí, el 17 de febrero el Ministro de Fomento de España, Sr. Blanco López, asistió a la inauguración del mayor proyecto empresarial chino en Europa, conocido con el nombre de 'Plaza de Oriente'. En su primera fase prevé la construcción de un polígono de 80 naves para usos logísticos y comerciales, a los que se unirán, en la segunda, varios centros comerciales y un hotel hasta ocupar una superficie total de 40.000 metros cuadrados, con una inversión de 63,9 millones de euros. La expresiones utilizadas por el Sr. Blanco no pudieron ser más laudatorias: “China, dijo, ya no es sólo la fábrica del mundo, sino que es también y lo será el mercado del mundo. Por eso es una oportunidad para España y España tiene que ser una oportunidad para China”. De momento, que yo sepa, nada así se ha dicho por los gobiernos de Alemania, Francia o el Reino Unido. ¿Cuestión de tiempo? ¿Cuestión de orgullo? ¿Cuestión de solidez? Ya veremos.

Nadie habló del disidente al que se impidió asistir a Oslo para recibir el Premio Nobel de la Paz. Nadie habló de derechos humanos. Nadie habló de los problemas del mundo. Todo fue un gran brindis en reconocimiento a lo mucho que se espera del amigo chino, del país comunista que va a salvar el capitalismo. De la nación que se ha convertido en el oxímoron perfecto, como ya lo he denominado en otra ocasión.


7 comentarios:

  1. Bonita plantilla Fernando. Muy primaveral.
    ...
    De tu post no sé será verdad, pero lo que si sospecho es que Almería es puerta de entrada de China hacia España.
    Uno de cada 5 comercios que hoy sobreviven por aquí, les pertenencen
    ...
    Un abrazo

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  2. Hola Fernando,
    Tengo parecidas sensaciones contigo en este aspecto, digo parecidas porque en tu reflexión abordas temas que realmente son incluso complicados de llegar a percibir si no te los explican pero una vez que lo han hecho comprendes.
    Desde mi punto de vista más que una salvación es una invasión a lo nuestro, a la calidad, al desarrollo normal y controlado de cómo España va evolucionando, la crisis no sólo trae paro y problemas presupuestarios a la educación, sanidad y tantas otras cosas conocidas por todos, también trae la desidia de tener que acoger un equipaje en relación a una forma de política que no nos gusta, los derechos humanos no se practican, no se utilizan, no se defienden como estamos acostumbrados en este país..Para mi es posible que de este proyecto se pueda salir de la crisis pero no lo siento así, para mi es que las consecuencias de una crisis nos hará sufrir una tragedia.

    Un abrazo amigo, didi.

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  3. Es la nueva reconquista a través del dinero. Pronto España pertenecerá a China al igual que muchos otros países. Habrá que aprender mandarín... Besotes, M.

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  4. La nueva potencia mundial está "invadiendo" occidente. Y España será una de las primeras naciones en caer en sus garras. Esperemos que China nos aporte muchas cosas positivas en el trabajo, que falta nos hace.

    Un abrazo.

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  5. Hola de nuevo Fernando,
    He estado pensando en lo que has escrito e informándome al respecto y la verdad es que tienes razón ahora son los chinos que vienen a invertir aquí, pero no comentas nada de como se ha llegado a esta situación, de la venta de empresas a capital extranjero que hicieron los anteriores gobiernos para cerrar sus ejercicios económicos con superávit, sin pensar en las consecuencias que reportaría en un futuro próximo el haber descapitalizado el país.

    Tampoco hablas de que durante muchos años las grandes empresas punteras en España fabricaban sus productos en la china porque salía y sigue saliendo la mano de obra mucho más barata pero luego vendían sus productos como si fuesen "made in spain" cuando aquí solo tienen la sede social de la empresa y las tiendas donde vende los productos mucho más caros de lo que cuesta producirlos.

    Que empresas extranjeras inviertan en este país no es malo, lo malo es que generen porquería y la dejen aquí (como hacemos nosotros en su país), llevándose los productos acabados y la riqueza generada a otros sitios. No nos quejamos cuando se instalan aquí fábricas de Ford, Opel, etc... cuando se abren consultorías de Arthur Andersen, o cuando se abren sucursales de los gigantes tecnológicos como Microsoft o Apple... claro todo esto se supone que es capital americano o europeo... capital occidental... lo que no se sabe es que la mayoría de estas empresas están participadas, también, por capital oriental (capital japonés, chino, coreano, ....).

    pienso que si una empresa extranjera invierte en mi país respetando los mínimos impuestos por la legislación existente y a la vez crea puestos de trabajo y paga impuestos... que más me da si la empresa es china, alemana o americana?
    La verdad siempre tiene varias caras.
    Un abrazo Fernando.
    didi.

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  6. En este dia (un poco tristón para mi, ya sabes la causa) me ha venido muy bien leerte, querido amigo, y desconectar un poco.

    Estupenda entrada, como sueles.

    Un abrazo enorme.

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  7. El ciudadano común, como es mi caso, todavía no tiene percepción de esa invasión "a lo grande" del imperio chino en nuestros país.

    Los de a pie seguimos viendo esos comercios de productos baratos de mala calidad bastante frecuentados: Sin embargo los clásicos restaurantes y las nuevas tiendas de ropa están bastante desiertas...

    Lo más penoso de esta supuesta invasión de capital chino es su origen, basado en la explotación más despiadada.

    Un abrazo, Fernando

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