24 de septiembre de 2010

La Historia como compromiso social: Josep Fontana analiza la vida y la obra de Jaume Vicens Vives




Nunca se sentará en los sillones del viejo e imponente caserón que en la calle madrileña del León alberga la Real Academia de la Historia pero difícilmente podría entenderse el desarrollo de las historiografías española y europea sin la obra de Josep Fontana, profesor emérito en la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona. Sorprenden su vitalidad y lucidez cuando está a punto de cumplir ochenta años, llama la atención su brillantez expositiva, su argumentación coherente y bien articulada, su reflexión ajena al tópico, al prejuicio o a la banalidad tendenciosa. Aunque no soy historiador, he seguido buena parte de su trayectoria personal y científica así como la impresionante tarea desplegada como editor al frente de la Editorial Crítica, donde el lector podrá encontrar algunas de las referencias bibliográficas más relevantes de cuantas se han publicado en el mundo en los últimos veinte años.



De ninguna manera podía perderme su conferencia sobre Jaume Vicens Vives, organizada por el Instituto de Historia Simancas de la Universidad de Valladolid. La presencia de Fontana para hablar de Vicens Vives, en el año en que se conmemora el centenario de su nacimiento, está por encima de cualquier otro compromiso cuando se tiene muy claro lo mucho que ha significado el historiador nacido en Girona en 1910 y prematuramente fallecido a los cincuenta años, en la modernización tanto de la historia como de la cultura españolas.

“¿Cómo consiguió nuestra generación sobrevivir a la educación que recibió?” Con estas elocuentes palabras inició Fontana su intervención para describir el contexto de dificultades, opresión y miseria intelectual que regía en España en los años cincuenta y que no era sino la expresión del retroceso cultural impuesto por la dictadura franquista, responsable del “atroz desmoche” provocado sobre la intelectualidad, vigorosa y brillante, que pretendió dar nuevo rumbo a las artes, las letras y la ciencia en los años que precedieron a la guerra civil.

En ese contexto, remarcó Fontana, “Vicens era otra cosa”. Era un hombre representativo de la burguesía catalana, sensible a la realidad de su época y con la conciencia muy clara de la necesidad de modificar el modo de hacer historia para de ese modo transformar culturalmente el país y asumir el papel que los hechos históricos, cuando se investigan con rigor y se transmiten con honestidad y solvencia intelectual, desempeñan en la mejora formativa de la sociedad, apoyada en el conocimiento serio del pasado. Y es que si la percepción del valor de la historia nos hace más conscientes de nuestros propios errores y contradicciones, y por ello nos permite superarlos, el historiador sólo puede considerarse como tal cuando entiende la utilidad social de su oficio y llega al convencimiento de que “se puede servir al país a través de la ciencia histórica”.
“Lo que hacemos carece de sentido si no tiene una utilidad social”, escribía Vicens a Fontana en una carta a mediados de los cincuenta, al tiempo que le revelaba la necesidad de abrirse a las corrientes europeas, a las grandes revistas de referencia (como la famosa Annales francesa), al estudio de los siglos XIX y XX, deliberadamente postergados, al conocimiento de la Historia de la Economía, refugio al que se acogieron los historiadores que quedaban excluidos de la historiografía oficial y del control académico ejercido desde el poder, al fortalecimiento de los vínculos con los enfoques territoriales de la Geografía (de ahí la importancia de la Geohistoria), o a la racionalización de los métodos de enseñanza, ("enseñar a la gente a pensar por su cuenta", afirmaba en otra de sus cartas) mediante la publicación de manuales “que enseñaran a pensar”.

Cabe imaginar lo que supondría para Vicens aplicar estos principios en una época en la que la manipulación de la historia al servicio de un ideario de falseamiento y distorsión de los hechos, para la justificación de objetivos espurios, constituía la nota dominante, y con el que se trataba de impregnar las aulas, los manuales, las cátedras universitarias y la labor en general de los enseñantes, forzados a la defensa de lo ética y profesionalmente indefendible.
Luchar contra ese ambiente no fue tarea fácil. De ahí el valor de los intelectuales que trataron de dignificar la Historia que se hacia en España y sobre España en la que sobresalieron muy pocos, aunque de un gran vigor intelectual. Jaume Vicens Vives sería uno de ellos. Y Josep Fontana, que nunca será académico de la Historia, uno de sus discípulos más destacados.

6 comentarios:

  1. En este post, amigo Fernando, haces un encendido elogio de Josep Fontana, profesor emérito en la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona.

    Cuando tu lo dices, debe de haber muchos /y fundados/ argumentos para ellol. Tendré que investigar sobre la figura del profesor Fontana, del cual, (lo confieso) no se nada y lo ignoro todo.

    Un abrazo y feliz fin de semana

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  2. Es importante conocer la historia para saber hacer frente y comprender motivos, aunque no justificados de lo que se ha permitido en España como en otros países como mencionas, en los años cincuenta.
    Ahora la cosas son más fáciles, podemos llegar mucho más lejos donde va a parar, no vivimos una dictadura, pero Fernando como te agradecería que escribiera en tu blog, de qué forma observas el desarrollo y la gestión realizada últimamente por los socialistas, porque yo voté a los socialistas, pero ¿esta forma de gobernar es socialista?.

    Espero poder leerte ya que abres mi mente y me enseñas a ver las cosas y entender desde un punto de vista diferente, con más experiencia y profesionalidad, me encuentro en un momento supongo que como tanto ciudadano de izquierdas perdida, en la forma en la que nuestros gobernantes están gestionando nuestro país, a mi parecer ser socialista o lo que a mí me habían enseñado en los años de estudio, en clase de historia, era la defensa, apoyo y ayuda a la clase obrera o más baja, de ahí se diferenciaba de la derecha, pero ahora no encuentro esa maravillosa diferencia en la que yo había creído siempre.

    Gracias amigo profesor y saludos.

    didi.

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  3. JOSEP FONTANA es uno de los historiadores de más prestigio de España. Fue alumno de Jaime Vicens Vives y Ferrán Soldevila. Es director del Institut d'Història Jaume Vicens Vives de la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona, en la que dio clases de Introducción a la Historia. Pocas personas hay que puedan hablar con más fundamento de Vicens Vives que el profesor Fontana.

    En una entrevista que le hicieron:

    http://www.noucicle.org/entrevista/entrevista_fontana.html

    y que recomiendo leer, responde así a quien le hace una pregunta más o menos similar a la que te plantea Diana Puig

    ¿Qué se entiende por socialismo?

    "Una cosa que no deberíamos olvidar: el nombre propio, legítimo, de socialismo debería de corresponderse con aquella aspiración que desde comienzos del XIX sentía mucha gente por una sociedad más igualitaria y más justa. No es preciso asociarle definiciones como la propiedad estatal de los medios de producción. Que ahora no esté de moda y que el término socialismo haya sido prostituido, no quiere decir que no haya cierta legitimidad para pensar que se puede organizar la sociedad de una forma más equitativa".

    Yo creo que la filosofía socialista está por encima de los partidos que, con no poca frecuencia, nos hacen dudar de su coherencia con los principios que dicen defender...

    Un abrazo, Fernando

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  4. Ni la historia ni la geografía fueron nunca mis asignaturas preferidas ( no me avergüenzo, es cuestión de gustos), pero siempre admiré a los profesores que las impartían. Cuando para mí era duro estudiarlas, pensaba yo que para ellos era duro enseñar...
    ¿Ignorancia?
    Sí, tengo que admitirlo.
    Con el tiempo aprendí que el que estudia para enseñar, está enamorado de lo que estudia.

    Quizás tu profesor Josep Fontana, del que nunca oí hablar, sea uno de esos raros especímenes enamorado de lo que hacía.

    Un abrazo, Fernando.

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  5. Hola Fernando. Te felicito y te doy las gracias por este post. En los momentos que estamos leer este escrito de tan alto nivel vale la pena. Yo esta entrevista que cita Luis Antonio ya la había leido, pero no ha estado de más volver a leerla.
    Y por supuesto si que recomiendo leerla. De todas formas me gustaría igual que a Diana Puig que nos dieses tu opinión, porque me parece que al igual que ella somos muchos que lo necesitamos.
    Si no es ningún atrevimiento por mi parte quisiera llevarme este escrito a mi blog, por supuesto citando su procedencia.

    Te dejo mi correo para que puedas confirmarme el favor que te pido.
    jefbalsareny3782@gmail.com

    Saludos.

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  6. Me parece un homenaje muy acertado para estos historiadores que, lejos de la política, tratan de aclaran hechos que pasaron hace años. Mi más sincero agradecimiento hacia ti por traer a colación estos temas.

    Un abrazo.

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